Sin lugar a dudas fue el referente entre todos los monumentos del Imperio. Ese fue el Coliseo Romano. Una obra de ingeniería soberbia. La admiración del mundo entero en una época gloriosa para Roma. Aquel lugar donde se daban cita, gladiadores, fieras, cristianos, naumaquias y juegos muy variados que servían de entretenimiento a una basta sociedad sabedora de su grandeza y opulencia.
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Acabada su construcción durante el S. I d.C fue denominado Anfiteatro Flavio (Amphitheatrum Flavium), en honor a la dinastía Flavia de emperadores de la ciudad eterna que lo construyó, y posteriormente pasó a ser llamado Colosseum por una estatua de grandes dimensiones situada junto a este edificio, llamada el Coloso de Nerón.

Los trabajos de construcción se iniciaron en tiempos del emperador Vespasiano en el 72 d.C. Tras su muerte en el 79 d.C. la obra fue terminada por su hijo, el general Tito en el 80 d.C.
Resumida la importancia del Anfiteatro Flavio o Coliseo, la relación de éste con Gades es el dato histórico que nos ocupa hoy.
Desde la ocupación romana de Gades por Plubio Cornelio Escipión y obteniendo ésta el estatuto de ciudad federada de Roma, hasta las ifluyentes relaciones económicas y políticas de la familia gaditana Balbo que tanto esplendor y privilegios le dieron a Gades, y hasta tiempos posteriores a la misma, Gades disfrutó de privilegios especiales que la mayoría de otras ciudades no tuvieron.
Entre estos privilegios cabe destacar a la vez que curioso el derecho de tener asientos reservados en dicho Coliseo, para uso exclusivo de los Gaditanos.
Se trata de dos epígrafes localizados en este edificio monumental, con el texto «GADITANORUM», «para o de los Gaditanos».

Estas inscripciones fueron grabadas sobre los peldaños del graderío, delimitando un espacio reservado para los miembros de las familias gaditanas. Segun el profesor de la Universidad de Cádiz, Dario Bernal, «se trata de un caso excepcional, pues no se documentan otras alusiones relativas a la reserva de asientos para miembros de familias pudientes de otras ciudades romanas en este importante edificio de espectáculos. La cronología de estas inscripciones del Coliseo se sitúa en momentos avanzados del S. II después de Cristo o en el S. III, constituyendo un testimonio clarividente de la presencia de ilustres gaditanos en Roma y de la continuidad de las estrechas relaciones entre ambas ciudades, con posterioridad a la época de los Balbos, de ahí su importancia».