Apuntes de la Historia de Cádiz. Aquellos Sepulcros Flotantes en la Bahía de Cádiz. Los Pontones.

No siempre la historia es agradable de recordar, pero a la vez considero que es imprescindible su divulgación para que muchos hechos acontecidos a lo largo de ella, sean de pequeñas o grandes dimensiones, no vuelvan a repetirse.

Este es el caso que nos ocupa hoy, un episodio en nuestra historia de España y a la vez de Cádiz que sin duda no dejará indiferente a nadie y que tuvo como escenario las aguas de nuestra bahía de Cádiz.

Este lamentable hecho histórico tiene como fondo principalmente la Guerra de la Independencia de España.

Es una historia de vencidos, prisioneros de guerra, almas desechas que siempre tuvieron la esperanza de regresar a sus hogares algún día, pero la mayoría ellos nunca lo pudieron hacer.

Motivos como el bloqueo inglés desde octubre de 1805 hasta junio de 1808, rota la coalición franco-española, los que habían sido aliados en Trafalgar 1805 ahora pasaron a ser enemigos de los españoles, y por lo tanto rendida la escuadra imperial francesa de Rosilly el 14 de junio de 1808 en la batalla de la poza de Santa Isabel (3.676 prisioneros), junto a la gran victoria española en la batalla de Bailén (17.350 prisioneros), y a la que habrá que sumarle, la mayoría de los vecinos franceses afincados en la ciudad  de Cádiz y su comarca, se instaló en nuestra ciudad un problema terrible de logística político-militar y sobre todo de conciencia que no supieron solucionar. «literalmente, no había espacios habilitados para tantos prisioneros de guerra».

Pontones, barcos flotantes sin aparejos,  inservibles, navíos de línea viejos, poblaron nuestra bahía gaditada, llamados también sepulcros flotantes, esa fue la «solución»…

Las condiciones eran horribles dentro de estos pontones. Los barcos tenían 60 metros de eslora y 15 de manga. Hacinados llegaron a haber hasta más de 1.000 hombres en cada uno de ellos. La comida y la bebida apenas se les suministraba. Esto empezó a disparar la mortandad dentro de estos barcos de la muerte, donde los cautivos llegaron a comerse sus propios zapatos, botas, correajes y mochilas de cuero para poder masticar y comer algo…

 Las condiciones dentro los barcos eran infrahumanas. Los cadáveres se arrojaban por la borda ante la amenaza del escorbuto.  Se llegó a prohibir la pesca en el entorno, ante la repentina sobrealimentación y engorde que tenían los peces de la bahía. Tentimonios hablan de episodios de canibalismo entre los propios presos.

De los 24.776 prisioneros militares y civiles en Cádiz, sólo consiguieron sobrevivir 7.082. Muchos de  estos últimos que consiguieron superar aquel infierno perdieron la cordura.

Un triste relato que a lo largo de la historia ha vuelto a repetirse en algunas ocasiones. Deseamos nunca mas vuelva a suceder…..»La guerra es la forma que tiene el ser humano para demostrar su imperfección».